La señora Lola Gargallo, movida por un espíritu de amor cristiano hacia el prójimo, viendo la necesidad de muchas personas grandes, viudos y viudas de su comunidad evangélica, sin apoyo familiar, empezó una obra benéfica acogiéndolos a casa suya. Cuando su casa quedó pequeña, decidió dar un terreno de su propiedad para la construcción de un hogar de ancianos. Esta obra fue llevada a cabo por un conjunto de iglesias de las Asambleas de Hermanos (AG) del área de Barcelona. La residencia se puso en marcha en 1974. Hay que destacar la tarea pionera de los señores Facundo Busquier y Antonio Villegas para poner en marcha la residencia.

Durante muchos años, la casa operó gracias al trabajo de los voluntarios de las diferentes iglesias, y se sostuvo económicamente con las aportaciones y ofrendas de las iglesias y de particulares. El órgano de gobierno de la residencia se una junta directiva formada por miembros de diferentes iglesias de las AG que se renueva cada cuatro años.

Con los años, la residencia se fue transformando y profesionalizando, adaptándose a los nuevos tiempos y las nuevas necesidades de la sociedad. Hay que destacar la gran tarea hecha por el presidente Miguel Romera, así como de los directores Mario Katz y Ada Vaquero en todo este proceso de cambios que experimentó Betania.

Todavía hoy, continuamos trabajando para mantener vivo el espíritu que guio la sra. Gargallo a iniciar esta obra pionera.